jueves, 30 de abril de 2015

Dolor, violación y castigo

Me duele.

Cada vez que leo que una mujer debería cuidarse, no andar sola, no subirse a un taxi que no pidió, no alejarse de la manada, me duele. Cada vez que un periodista explica por qué violaron a la chica de turno, o trata de explicarlo simplemente haciendo un raconto de lo que ella hizo antes de cruzarse con ese hombre que pensó que podía tomar algo que no le pertenecía, ese cuerpo que es de ella (porque sigue siendo de ella a pesar de la violación), a mi me duele.

Me duele porque yo no tomo alcohol, no consumo drogas, no tomo taxis sola a altas horas de la noche, yo no fui violada, pero como mujer fui víctima de miles de ataques que me dieron miedo, a plena luz del día. Me he subido a taxis que no prenden el medidor un domingo al mediodía, que se inclinan para el lado equivocado y me dicen que se olvidaron a dónde iban porque yo era tan linda que se distrajeron. He caminado por el parque con un auto siguiéndome y chiflándome. Tuve miedo, y por eso me duele.

Hombres y mujeres, todos piensan que están exentos de la situación de violencia contra sus cuerpos porque toman todas las precauciones, y no entienden que, cada vez que en nuestras cabezas le buscamos la vuelta para entender esa violación, cada vez que culpamos a ese cuerpo por estar en ese lugar que creemos equivocado en vez de culpar al perpetrador del crimen estamos operando por miedo.

Miedo a que, en realidad, esa chica en el taxi, en el descampado, en la fiesta negra, en la bolsa de basura, incluso esas chicas de las que nada sabemos porque sus casos no llegan a visibilizarse, esas chicas no eligieron o no tienen la culpa de lo que les pasó.

Culpabilizar a la víctima es mucho más que decir "se lo buscó", es tratar de justificar el crimen de una manera que no lo haríamos, digamos, si se tratara de un robo. A ninguna persona víctima de la tan famosa inseguridad se le pregunta cómo iba vestido o qué hacías sola por ese lugar. ¿Por qué cuesta tanto entender que una mujer tiene derecho a ir por donde quiere o vestirse como quiere, y eso no justifica el delito, la vejación de su cuerpo? ¿Cuáles son los dispositivos de poder que actúan detrás de que las propias mujeres, quienes sufren la misma violencia en la calle, digan cosas como “no debería haber tomado tanto”? ¿Cómo te sentirías vos, mujer u hombre, si fuera tu cuerpo el que está en juego, y buscaran justificar a tu agresor? ¿Entenderías entonces?

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